sábado, septiembre 30, 2006

CULT MOVIE VI: La Tumba de las Luciernagas (1988)

La segunda guerra mundial marcó un antes y un despues en la historia de la humanidad. Jamás la población mundial sufrió tanto las consecuencias de la misma. Consecuencias que habitualmente no han sido retratadas en el cine, dando mas margen al heroismo de los combatientes, a las espectaculares contiendas militares y poniendo en segundo lugar el sufrimiento y dolor de millones de miradas difusas, victimas indirectas de esos pateticos lideres que entre finales y principios de la decada de los 30 y 40 llevaron a la muerte a seres humanos de los cuales no guardamos ni un nombre, ni un recuerdo.
La magia del cine nos a mostrado con nombre y apellidos el horror de los hombres que lucharon. Aquellos que en las trincheras luchaban por la libertad, sesgando la vida de inocentes. Daba igual si eran niños o mujeres, o ancianos, o soldados, en una guerra parece que todo está justificado.
¿Para que citar grandiosas peliculas del genero?, todo cinefilo las conoce a la perfección.
Los pocos acercamientos a los civiles fallecidos han ido unidas al holocausto judio, pueblo que sufrió terriblemente la gran guerra y que hizo que el ser humano perdiera su poca dignidad humana. No cabe duda de que el pueblo judio padeció un autentico apocalipsis, y que su recuerdo merece que no se olvide, pero... ¿y las demas victimas civiles?, ¿y el exterminio que sufrieron gitanos y homosexuales?, ¿o los mas de mil españoles que con el visto bueno de Franco fueron a parar a campos de concentración de Austria?, ¿porque el cine omite tales echos?.
Tuvo que llegarnos en 1988 un filme que nos hace reconciliarnos con esos muertos anonimos de aquella guerra, que no pertenecian a ningún colectivo particular, aquellos muertos que no debian haber sufrido semejantes calamidades, y nos llegó en forma de película de animación de la mano de Isao Takahata y adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Akiyuki Nosaka (si se me permite, junto a la Corrupcion de un angel de Mishima una de las mejores novelas japonesas que he tenido la oportunidad de leer).
La historia trata sobre dos hermanos que en plena guerra mundial, pierden a su madre y su padre y tienen que intentar sobrevivir en la dura postguerra. A priori, un tema tan peliagudo bajo el prisma de la animación puede hacer que todo se vea de manera mas suave. Nada mas lejos de la realidad, quizás sea precisamente al retratarlo bajo la animación lo que consiga conpungir aun mas.
La tumba de las luciernagas es dura, cruel, implacable, desde el primer minuto hasta el final. Rompe el alma, apalea el corazón, hunde los sentidos y todo ello bajo una serie de secuencias a cada cual mas terrible con las cuales servidor quiso gritar de desesperación y no podia. La inocencia infantil de los dos hermanos, lapidada por todas las desgracias que les azotan en 90 minutos de película es demoledora, la pequeña niña, una vez ha alcanzado el estado de locura tras varios dias de enfermedad e inanición, llegando a comerse los botones creyendo ser caramelos es agobiante y desesperanzadora. Hasta que al final llega lo inevitable, al final llega lo que el espectador no quiere ver, la extinción de dos almas, dos victimas colaterales de una guerra que no les pertenecia.
Takahata sensibiliza al espectador, crea el mas pesimista retrato sobre las consecuencias de la guerra, trazos sencillos en la animación cargados de poesia dramática. La banda sonora llena de intimismo resuenan junto a las imagenes como las trompetas del juicio final. Takahata no construye una pelicula que busca la lagrima facil -aunque consigue extraerlas-, busca una pelicula que haga reflexionar al espectador, busca reflejar las implicaciones de una guerra através de los menos culpables, los niños. Victimas de la sinrazon de los adultos... que a su vez fueron una vez niños, algo que parecen haber olvidado. Es quizás este retrato tan castigador lo que hace valorar este filme como un filme necesario. Un filme incontestable que en el organismo de las naciones unidas deberian ver al menos una vez al mes, para ser conscientes de a que demonios juegan realmente.
La tumba de las luciernagas posiblemente sea el reflejo mas fiel del sufrimiento humano, no de una guerra, sino de todas las guerras, Takahata nos hace empatizar con los niños, primero admirandolos por su valor, por su entereza, consigue que cojamos cariño a los personajes, para luego noquearnos con un derechazo que nos deja sin respuesta, sin recursos, indefensos, a su merced para que nos entre en la cabeza el sinsentido de la guerra. Sea cual sea.
Seita y Setsuko son solo dos nombres, los dos personajes se podrian haber llamado de cualquier otra manera, eso es lo que intenta darnos a entender el director, son dos blancos imperterreos universales. En Afganistan, en Irak, en Iran, en Chechenia, en Serbia, en cualquier parte del mundo donde se a desarrollado o se desarrolla una guerra existen miles de Seitas y Setsukos, miles de seres humanos, victimas indiscutibles que occidente olvida, y es que... es tan facil hacer ver que el mundo va bien cuando la guerra no la tenemos en casa...
Concluyendo, La tumba de las luciernagas es una pelicula que todo el mundo deberia ver, especialmente los politicos, quizás así acabarian con las insensateces de sus decisiones. Una obra maestra indiscutible.